Casa sobre el Arroyo

 

Casa sobre el Arroyo



Ubicada en un particular escenario natural de la ciudad de Mar del Plata, la Casa sobre el Arroyo –conocida como la Casa del Puente- es considerada como un componente paradigmático de la arquitectura del siglo XX y una referencia obligatoria del Movimiento Moderno en Argentina y en Latinoamérica.

Dirección: Quintana 3998 esquina Funes, 7600 Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires



A lo largo de las calles anchas de Los Troncos, la ruidosa y multicolor Mar del Plata que estalla cada verano deja de ser esa urbe estridente, capaz de atraer visitantes de cualquier rincón del planeta sin distinción de origen, credo ni edad.

Más al norte, donde se empieza a perfilar el barrio San José, ese perfil sosegado de la ciudad se acentúa, hasta mutar en un acogedor rincón natural, el escenario a la medida de las almas sensibles, copado por 240 ejemplares de 58 especies de árboles.

Desde las sombras del pastizal, el perfume de las magnolias sale disparado al aire junto al trino de zorzales, colibríes, búhos y jilgueros desde el bosque, como para acentuar la atmósfera de poesía que se respira alrededor de la Casa sobre el Arroyo.

El paisaje inspirador sedujo al arquitecto y aviador Amancio Williams en la década del 40, a tal punto que lo impulsó a dar forma a su obra cumbre, un edificio rectangular que sirviera de vivienda y estudio para su padre, el músico y compositor Alberto Williams.

La construcción de estilo modernista iba a marcar un contraste notorio con el entorno de señoriales chalés de líneas normandas recubiertos con tejados sobre techos a dos aguas.

Pero la audacia creativa del constructor iría más lejos: se propuso instalar la casa sobre un arco de hormigón extendido sobre el curso del arroyo Las Chacras y sólo sostenido en sus extremos, enterrados en las dos orillas.

La perturbadora imagen de la casa, de 29 metros de largo por 10 metros de ancho, resultó suficiente para que Williams hijo lograra una pieza patrimonial única que fusiona su valor artístico con el atractivo arquitectónico, histórico, simbólico y paisajístico.

Esa rica mixtura reunida por la casa y su parque de dos hectáreas resurge lentamente desde enero de 2013, cuando fue adquirida por la Municipalidad de General Pueyrredón, restaurada y reabierta al público después de décadas de abandono y depredación.

Grupos de ornitólogos entrecruzan sus pasos por el parque con alumnos de escuelas primarias y secundarias, arquitectos, paisajistas, artistas plásticos y fotógrafos.

El sonido de las hojas secas y las bellotas desprendidas de los robles canadienses es la melodía constante que acompaña la visita. Más arriba, los enormes ventanales de la casa reflejan el magnífico conjunto del agua aquietada por la maraña vegetal en sus 120 metros de cauce, los pájaros y la arboleda.

El impacto visual que provoca la casa observada desde el exterior es indescriptible, pero ya van a ver cuando subamos y la recorramos por dentro.

A punto de trepar la escalinata de ingreso a la vivienda, el grupo de visitantes pierde en el camino al contingente de alumnos, dedicados a cumplir al pie de la letra con una misión de primer orden.

Un ingeniero agrónomo les enseñó la mejor forma de cortar de raíz las hiedras, trepadas a los troncos como potentes plagas que ahogan a los árboles e impiden su crecimiento normal.

En el interior de la casa asoma el perfil de un diseño futurista, iluminado desde todos los ángulos por la luz natural que se cuela a discreción por las ventanas.

El vandalismo y un incendio dejaron sus huellas y la oportuna exposición de imágenes registradas en 1947 por la fotógrafa alemana Grete Stern ayudan a entrever la mejor época, esa etapa de brillo que, por ahora, la obra de recuperación recupera en cuentagotas.

La carpintería original, la mesada de mármol de la cocina, el piso de adoquines de algarrobo y la infaltable piedra Mar del Plata resisten el paso del tiempo, pero nada luce en perfecta armonía como muestra una foto en blanco y negro que exhibe a Alberto Williams tocando el piano y el detalle estético de álamos, magnolias, cedros, robles y palmeras enmarcados por el ventanal.

Cuando se abre la puerta que desemboca en la otra orilla y el aire puro, removido por el viento, que arrastra los sonidos y aromas de la naturaleza, se instala en los dos niveles de la Casa sobre el Arroyo. El pulmón verde se apropia de la mole de hormigón y adopta la forma de una escultura magistral, creada en dos dimensiones inescindibles -la casa y el bosque-, tal cual la concibió su autor.

Puesta en valor


Ponen en valor la obra maestra arquitectónica de Amancio Williams para que vuelva a lucir el esplendor que tuvo en su estado original. Además, se trabaja en mejorar los accesos y construir un sector de oficinas para cuando funcione como museo.

La puesta en valor de la Casa sobre el Arroyo, una de las obras arquitectónicas más reconocidas del siglo XX a nivel mundial, con el objetivo de que luego se convierta en un museo para que pueda ser visitada por vecinos y turistas.

La restauración de la también conocida popularmente como Casa del Puente, ubicada en Quintana 3998, comenzó en agosto del año pasado y, lo que era el abandono de un sitio que se estudia en las cátedras de arquitectura de todo el mundo, se transformó en un espacio que empieza a lucir el estado original que tuvo la icónica propiedad diseñada y construida en 1945 por Amancio Williams, junto a su esposa Delfina Gálvez Bunge, para su padre, el reconocido músico y compositor Alberto Williams.

El frío, la humedad, el silencio y el olor a quemado que tenía en su interior por décadas de desidia y distintos hechos de vandalismo, que incluyeron incendios, se convirtieron en calidez de rayos de sol que ingresan por los imponentes ventanales que vuelven a funcionar y ruido constante de herramientas de los trabajadores que avanzan en la puesta en valor de una vivienda única que ahora tiene dentro el inconfundible aroma de la madera nueva que se utilizó para la restauración del eje medio y los placares.

Afuera, en el parque en el que se encuentran distintos tipos de árboles con más de 100 años de antigüedad, la paz es total.


Se hizo todo el eje medio divisorio, todo lo que es el mobiliario de la casa, se recrearon las luminarias originales y se volvió a colocar el piso original, que se pulió y quedó en perfecto estado.

También se trabajó sobre las aberturas y el pabellón de servicio, completando el proyecto de las dos habitaciones y el baño. Se terminó el trabajo en el techo de la casa, con el sistema de baldosones suspendidos y la cámara de aire, y se restauró el tanque de agua original.

Una ampliación del 20% presupuesto original” que les permitirá “trabajar la accesibilidad, el resguardo de la casa con una alarma perimetral y la construcción de oficinas y baños”, los cuales se incluyeron para que la Casa, que fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, entre otras importantes distinciones, pueda abrir al público como museo.

Cabe recordar que la puesta en valor de la Casa se hizo con fondos del tesoro nacional, siguiendo los planos del archivo Williams y teniendo como requisito la utilización de elementos que permitan devolver la Casa a su estado original.

Los hechos de vandalismo en la Casa sobre el Arroyo no se detuvieron a pesar del inicio de obras para la puesta en valor, por lo que se trabaja en un proyecto para darle seguridad a la zona, con la colocación alarmas y cámaras.

Ingresaron después de terminar la fachada de la casa y nos escribieron con aerosol el hormigón, cosa que para nosotros fue terrible. Fue muy doloroso, porque este es un trabajo muy minucioso, intensivo, que cuesta mucho hacer, no es cualquier obra, sino que es una obra de restauración patrimonial, con todo lo que eso implica.

En 2012, tras una gestión del entonces intendente Gustavo Pulti, pasó a manos del Estado municipal, es “una obra de relevancia internacional, que viene gente de todo el mundo a verla y su resguardo es primordial”.

Una vez que culmine la restauración de la Casa del Puente, se espera que la propiedad se convierta en un Museo que será otra atracción de la ciudad para el turismo cultural, como así también un

espacio para poder ser disfrutado por los marplatenses.
La apertura de la casa como museo al público depende de la secretaría de Cultura y tienen que trabajar en el proyecto para gestionar su estructura, con su director y las áreas que necesita, tanto en los servicios educativos, como en las actividades dentro de la casa y todo un proyecto museológico que se tiene que plantear.
La mayoría de las cátedras de Arquitectura de nuestro país estuvieron viniendo al parque porque este momento de obra es particular para todos los chicos que estudian arquitectura.
El día que se abra, desde esta casa y su parque, con el cause del arroyo Las Chacras, el arroyo fundacional de Mar del Plata, vamos a poder contar prácticamente la historia de nuestra ciudad y todo el devenir de las cosas que fueron pasando hasta nuestros días.