La nevada histórica en Mar del Plata
Fue uno de los hechos que más quedó grabado en aquellos que pudieron disfrutar de ese auténtico espectáculo de la naturaleza.
El 1º de agosto de 1991 se produjo la nevada más intensa registrada en la historia de la ciudad, superando a las de 1964, 1972 y 1975. Durante aquella jornada, se registraron en promedio 8,5 centímetros, aunque en algunos sectores de la ciudad llegó hasta los 20.
La historia comenzó a escribirse durante la tarde del 31 de julio, cuando alrededor de las 18 cayeron los primeros copos de nieve. Esto fue en aumento y, cerca de la medianoche, la ciudad comenzó a blanquearse. Desde las 0,20 y hasta las 9 la nevada fue copiosa.
Según informaba el Servicio Meteorológico Nacional, durante la madrugada, la sensación térmica alcanzó los veinte grados bajo cero. La mínina se registró a las 0,15 con -1º5 y la máxima fue la mínima del siglo, cuando a las 17 trepó a 3º7.
Fue un día que quienes lo vivieron lo recuerdan según su experiencia. Muchos no fueron a trabajar o a estudiar para disfrutarlo, sabiendo que sería un fenómeno que no se extendería demasiado. Es por ello que en aquella oportunidad, fue declarado en la ciudad un “feriado popular”. La mayor parte de los establecimientos educativos decidieron no dictar clases por la conjunta voluntad de alumnos y docentes.
Hoy, las cámaras digitales y las fotografías tomadas con los celulares hubieran posibilitado que existieran miles de registros y se hubieran compartido de inmediato.
En aquella ocasión, esto no existía, por lo que quienes poseían cámaras de fotos debieron esperar unos días para ver sus instantáneas.
Es más, algunos ni pudieron hacerlo, ya que se agotaron los rollos de fotos en los negocios especializados.
Otro detalle y extraño record fue que unas 20 personas terminaron enyesadas por jugar con la nieve.
Y es que era algo muy poco habitual para muchos marplatenses que, además de armar muñecos o improvisar batallas con los copos, se animaron a esquiar o hacer snowboard con los elementos que podían.
Y tampoco la ciudad estaba preparada técnicamente, ya que aquella jornada se produjeron también problemas en las comunicaciones. Las antenas parabólicas de la Estación Terrena, ubicada en el kilómetro 48 de la Ruta 226 estaban cubiertas de nieve. Esto provocó pérdidas en la fidelidad.
Asimismo, el Aeropuerto Astor Piazzolla (que por entonces se denominaba “Brigadier Bartolomé de la Colina”), estuvo cerrado durante varias horas por la acumulación de nieve en la pista.