LA DIAGONAL DE LOS ARTESANOS

 

LA DIAGONAL DE LOS ARTESANOS



Es una de las ferias con más años y más cantidad de artesanos en Mar del Plata y forma parte del imaginario a la hora de pensar en comprar una artesanía. Con la vuelta a la democracia en 1983, comenzó a funcionar en la Diagonal Pueyrredón la feria que, tras el paso de los primeros años y “muchas luchas”, se consolidó y obtuvo sus primeras normativas municipales.

Por Celeste Vercicchio


Desde hace casi treinta años, Amalia —al igual que otros artesanos y artesanas que al día de hoy conservan sus fuentes laborales desde 1983— trabaja en la Diagonal de los Artesanos ubicada en la Diagonal Pueyrredon entre Rivadavia y San Martín. Junto a su pareja, realiza trabajos tallados en madera como carteles, calendarios, relojes y portallaves personalizados y en su relato sostiene que la feria se diferencia del resto porque se dedica solo a la venta de artesanías.

Eso —entre otras características como el aspecto cultural— genera un valor agregado no solo a nivel individual sino colectivo porque, a diferencia de otras ferias, en la Diagonal de los Artesanos no está permitida la reventa de productos o manualidades como los caballitos del tiempo, un recuerdo clásico de Mar del Plata.

Desde sus comienzos, la feria de la Diagonal de los Artesanos cuenta con normativas que la regulan. Pero fue a partir de una modificación en su ordenanza en el 2000 que se estableció, más allá de horarios específicos y cantidad de permisionarios habilitados, que la Diagonal de los Artesanos debía constituirse como una feria de artesanías y no de manualidades.

“Se diferencia porque en la artesanía tiene que haber una marca personal del artesano. Vos podés diferenciar mi mercadería de la de otro que trabaja los mismos materiales que yo. Cada puesto tiene una marca, una impronta, el sello que le da el artesano cuando trabaja el material”, explica Amalia sobre esa característica.

Y grafica esa diferencia, por ejemplo, a través del armado de collares “con cuentitas o hilo encerado” un tipo de objeto que en la Diagonal de los Artesanos no está permitido porque “cualquier manualista puede hacer piezas exactamente iguales entre sí”. En su lugar, las y los artesanos buscan “no copiarse” entre ellos y distinguir su artesanía de la del resto.

Entre otras de las características que definen a la feria de la Diagonal de los Artesanos, se encuentra su relación con el arte y el espacio que brinda a las y los artistas: “Le damos espacio a músicos y artistas que quieran expresar su arte tanto en la esquina de San Martín como en la de Rivadavia. Tenemos un trato con ellos que es que no toquen demasiado fuerte. Muchos de los que vienen a tocar acá también son artesanos”.

Con las farolas encendidas y mientras comienza a caer el sol, marplatenses y turistas disfrutan —con una programación variada, seleccionada y de corta duración para que se “renueve el público”— desde folklore, música tropical y pop en inglés hasta tango.

Durante la temporada de verano, la feria de la Diagonal de los Artesanos funciona de 18 a 00 aunque algunos feriantes eligen quedarse, como en temporadas anteriores, hasta las 2 de la mañana. Para Amalia, eso marca un cierto “retorno a la normalidad” en medio de lo que define como una “recuperación de la asistencia” del público y el nivel de ventas tras la pandemia.

Esta temporada, luego de una modificación en la disposición y reducción de los puestos para transitar más cómodamente por el lugar y evitar el “desplazamiento irregular” de los visitantes, trabajaron en total 100 artesanos y artesanas de los cuales 18 se sumaron formalmente en 2021 en carácter de “permisionarios”.

Mates, vajillas de cerámica, utensilios, joyas en plata o chapitas para animales son algunas de las artesanías que pueden encontrarse recorriendo los puestos que permanecen abiertos de lunes a lunes y estrictamente hasta el 15 de marzo, según la normativa vigente.

En temporada baja, en cambio, la feria se sostiene con alrededor de 20 artesanos durante los fines de semana y alrededor de 40 o 50 en los fines de semana largos y vacaciones de invierno mientras que el resto continúa con la venta a través de internet como el Marketplace de Facebook o sus propias páginas: “La pandemia nos obligó a modificar nuestro trabajo. El primer año significó para muchos de nosotros una debacle económica y social. Tuvimos que encontrarle la vuelta”, asegura la delegada del espacio.

Con parte del dinero recaudado a lo largo del verano, los feriantes pagan por adelantado y para todo el año sus dos medidores de luz y, a través de la contratación de una persona, realizan tareas de limpieza. Con ese mismo fondo, instalaron once años atrás sus puestos con techos fijos en material de chapa luego de que el Municipio diera luz verde “porque era un desastre cuando llovía y se mojaba toda la mercadería”, recuerda.

Sus actuales demandas pasan por pedidos de arreglo de dos de sus farolas principales que se encuentran rotas y que se cumpla la recolección de los residuos dentro de la feria ya que —aseguran las y los artesanos— la empresa 9 de Julio no ingresa y, en consecuencia, no hay servicio de limpieza, retiro de residuos ni colocación de bolsas.