El misterioso final de la ‘Torre Eiffel’
que estaba en la plaza Colón
A principios del siglo XX nuestra plaza Colón tuvo un bello molino de viento que replicaba la Torre Eiffel. Nadie sabe la fecha de su remoción ni su destino.
por Gustavo Visciarelli
Se da por cierto que fue instalado hacia 1903 cuando el paisajista Carlos Thays convirtió en plaza a ese paraje yermo donde el monumento a Colón vivía en soledad desde febrero de 1900.
El molino, de singular estética, fue construido en los talleres de una firma porteña dedicada a la importación y fabricación de maquinaria rural perteneciente a Miguel Nicolás Lanús y Belisario Roldán, padre del político, orador y poeta.
En 1854 el norteamericano Daniel Halladay había inventado esos revolucionarios aparatos que con sus aspas con forma de margarita permitieron la expansión agrícola de su país. Andrew Corcoran comenzó a fabricarlos en serie en Nueva York y Miguel Nicolás Lanús -quien trajo a Argentina el primero de ellos en 1881- adquirió luego la licencia para producirlos.
Los molinos ornamentales abundaban en los catálogos de la época y fue así como uno de ellos vino a la plaza Colón con glamorosa apariencia de Torre Eiffel para cumplir su noble tarea de extraer agua para riego.
Las pocas fotos que acreditan su existencia datan de la primera década del siglo XX y todo hace suponer que no sobrevivió a ese período. Sin embargo, se desconocen datos de su remoción y, por supuesto, de su destino.
Pero hay algo más. En uno de los flancos de la plaza había un espléndido portón de hierro con rejas laterales que fue donado a Mar del Plata por la Municipalidad de Buenos Aires. Mucho tuvo que ver en ese trámite el multiempresario Ernesto Tornquist, quien tenía tierras y una mansión en ese sector, del que fue un entusiasta propulsor. De hecho, donó a la Municipalidad el Torreón del Monje.
Hubo algunas divergencias sobre el origen de las rejas, pero la versión más aceptada es que pertenecieron a la estación ferroviaria “Del Parque” o “Parque” (la primera del país) que funcionaba donde hoy se encuentra el Teatro Colón de Buenos Aires.
Quien trató de reconstruir el destino de aquellas rejas fue el arquitecto e historiador Roberto Cova, quien indicó que tras ser extraídas de la plaza Colón en fecha incierta, pasaron a proteger el acceso de la pileta Lavorante, que funcionó en Punta Iglesia hasta 1924. Luego fueron vistas en un corralón de la Municipalidad. Y finalmente, igual que el molino, pasó a integrar el relicario perdido del pasado marplatense.