Mirador Cabo Corrientes

 

Mirador Cabo Corrientes



Fue edificado por la arquitecta argentina de origen rumano Débora Iarolavschi de Di Véroli que falleció hace poco. El inmueble dispone de amenities como piscina, lo habitan 10.000 personas al año y tiene 3.600 ventanas que dan hacia el mar.



Uno de los complejos de viviendas más icónicos de nuestra Costa Atlántica cumplió sus 50 años de vida: se trata del Edificio Mirador Cabo Corrientes (EMCC) ubicado donde la Avenida Peralta Ramos pega la vuelta en una manzana de forma atípica que también involucra las calles Falucho y Aristóbulo del Valle, próximo con Playa Varese y Playa Chica.

Realizar la estructura del edificio demandó un desafío edilicio y tiene antecedentes emparentados con el siglo XVI. Las crónicas de la conquista relatan que hasta la zona donde se levantó la mole llegó el Adelantado Juan de Garay en 1582 con 30 hombres a caballo, en una travesía incansable en búsqueda de oro que comenzó luego de la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires (en 1580), siguió hasta Tandil y finalmente culminó en Mar del Plata. Muchos años más tarde, en ese mismo lugar, según se supo, pero el 30 de Octubre de 1826 el Almirante Guillermo Brown fondeó su Goleta “Sarandí” y parte de su escuadra, iniciando su derrotero para combatir y vencer la poderosa flota del Imperio del Brasil.

Este gigante de cemento es uno de los orgullos para los marplatenses. Aunque algunos minimizan su importancia y simplemente dicen que es un “complejo de monoblocks”, compararon su estructura con un libro o cuatro dedos -aunque nada tuvieron que ver con su creación- o hasta con un crucero, por sus 3.600 ventanas con vista al mar. Pero es icónico en la costa argentina y es todo un símbolo de la ciudad, incluso actualmente la administración del inmueble encabeza la renovación para dotar al EMCC con más tecnología, seguridad y funciones inteligentes.

Cómo nació

Es el único en la Argentina que fue construido sobre un cabo. Frente al afloramiento rocoso de Cabo Corrientes, que es la culminación del sistema de Tandilia en la costa marplatense. Hasta fines de la década del ´60 el lugar era un gran terreno de planta irregular y marcada pendiente, con 9.347 m2 de superficie. Este predio fue adquirido por el empresario de la construcción Domingo Fiorentini, y contrató para realizar el proyecto a la arquitecta argentina de origen rumano Débora Iarolavschi de Di Véroli.

Esta profesional que había nacido en Galati, región de Moldavia, falleció lamentablemente el mes pasado en Buenos Aires a sus 97 años, junto con su familia habían escapado de Europa en los tiempos en que se acercaba la Segunda Guerra Mundial y primero se radicó en Paraná, Entre Ríos. En 1953, se graduó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires y fue una de las primeras mujeres arquitectas de la Argentina que consiguió el título de planificadora urbana y regional. En su curso, y por ese entonces sólo había dos mujeres. A la vez que cursaba la carrera con sólo 19 años se casó con Ángelo Di Véroli.

Volviendo a cómo nació el Edificio, la leyenda cuenta que Fiorentini pretendía levantar allí tres torres independientes entre sí, trasladó su idea a la arquitecta que se opuso conceptualmente a la propuesta, y la noche anterior a la presentación del proyecto la profesional dibujó a mano alzada su visión y lo hizo en forma tan perfecta que por la mañana, gracias al boceto, su proyecto fue aprobado por unanimidad.

La prestigiosa urbanista -que ya contaba con otros destacados proyectos en la ciudad- le propuso a Fiorentini construir un edificio con un planteo en panóptico, diferente a todo lo existente y totalmente innovador en su diseño, que además le permitiría aumentar exponencialmente la cantidad de unidades funcionales y sumarle el atractivo insuperable que todos sus departamentos tuvieran vista al mar.

Para aprovechar al máximo el frente convexo hacia el océano la arquitecta -quien contó con la colaboración del arquitecto Domingo Raffo y asesoramiento en estructuras del ingeniero César Cabaleiro- ideó cuatro volúmenes de 16 pisos dispuestos de manera radial, y unidos en un extremo por un sector de forma semicircular.

Iarolavschi de Di Véroli realizó el proyecto y dirigió las obras que estuvieron a cargo de la constructora de Fiorentini, quien además se hizo cargo de la venta y administración de los departamentos.

La Web del EMCC destaca que la obra comenzó en 1969. El mayor desafío era realizar un pozo lo suficientemente profundo en suelo considerado impenetrable, constituido por roca del Sistema de Tandilia. El edificio estaría emplazado en el sistema de sierras más antiguo del país y tercero en antigüedad del planeta, con una edad comprobada de 2.200.000.000 años.

Se necesitaron centenares de cargas dinamita para volar miles de toneladas de roca cuarcítica (piedra Mar del Plata). Las explosiones hacían temblar las construcciones aledañas y la constructora debió responder a innumerables reclamos de vecinos damnificados: Fiorentini decidió detener las explosiones y esta es la razón por la cual el segundo subsuelo de cocheras del edificio es algo más pequeño que el primero.

El edificio se inauguró a fin de 1972 y, entre otros hitos, posee 50.000 m2 de superficie total cubierta. La arquitecta sólo utilizó el 25% del terreno para construirlo. Los 12 ascensores suman 5.400.000 de llamadas por año y se estiman 9.000 litros de pintura para pintar los 36.700 m2 de la fachada.

Es el único edificio de la ciudad que se puede ver desde la vecina localidad de Santa Clara del Mar hasta la Escollera Sur del Puerto Mar del Plata; siendo su iluminación punto de referencia para navegantes.

El consorcio de propietarios del EMCC apoya la formación de los estudiantes de la carrera de arquitectura, de las Universidades de Mar del Plata como de la de Buenos Aires, permitiendo a los profesores ingresar con los alumnos para realizar estudios de campo dentro del edificio (según la Web del edificio).

Con el tiempo, el edificio de estilo racionalista puro se consolidó como un lugar en donde conviven 10.000 personas al año entre propietarios, inquilinos y los turistas que se alojan allí en vacaciones de verano e invierno, como los fines de semana largos.

Dispone de 995 unidades funcionales, suma de cocheras, departamentos, locales

y dependencias de uso común del EMCC.
Por sus pasillos y departamentos pasaron la reconocida actriz Silvia Montanari y Nelly Trenti, la histórica locutora de Mirtha Legrand, entre otras personalidades que siempre han hecho temporada en Mar del Plata.