Torreón del Monje
El Torreón del Monje es uno de los mas importantes referentes edilicios de la ciudad de Mar del Plata que hace a la identidad paisajista en un marco oceánico. Es, además, un testigo extraordinario del tiempo social turístico y cultural de la ciudad.
Ernesto Tornquist, un miembro de la elite europea y benefactor de la ciudad, fue quien encargó la construcción de una torre al arq. Aleman Karl Nordmann.
Dicha torre llamada Torre Belevedere, actual Torreón del Monje, fue donada por Tornquist a la ciudad.
Este icónico mirador fue ampliado en 1927 logrando el gran aterrazado al mar denominado pedana, el cual fue inagurado en 1929 con los diseños de los prestigiosos arquitectos Eduardo Lanús y Federico Woodgate. Allí se alojó el Pigeon Club local, dónde se practicaba el «tiro a la paloma», deporte aristocrático en boga en la época.
Ya como Torreón del Monje en la década de 1940 pasó a ser la sede del Círculo de Oficiales de la Marina, hasta finales de la década de 1960. Desde entonces permaneció cerrado por más de 10 años sufriendo un deterioro en su estructura de tal magnitud que se debía demoler gran parte de la construcción.
A partir de 1979 un empresario marplatense, Domingo Parato, comenzó a trabajar en la puesta en valor de la unidad, convirtiendo al Torreón del Monje en una de las postales indiscutidas de Mar del Plata y recuperando los enormes valores patrimoniales del conjunto que, de otra manera, podrían haberse perdido. Fue a través de aquellas obras realizadas por el empresario como fue salvada, por ejemplo la denominada pedana, cuyas bases y estructuras fueron reafirmadas permitiendo la creación de tres sub niveles de salones para eventos y muestras culturales con vista panorámica al mar.
Uno de los mayores logros de Parato fue la construcción de dos escolleras, obras impensadas en 1980, que junto con el sembrado de arena permitieron formar una playa que para muchos era de imposible realización.
Hoy donde antes solo había piedras y ruina, los turistas y locales pueden disfrutar de una playa con vista única tanto en su parte pública como en el balneario de la unidad equipado con carpas, sombrillas y todas las comodidades de los mejores balnearios.
Por su dedicación y compromiso con el Torreón, Parato fue nombrado Miembro Honorario del Centro Internacional de Conservación Patrimonial y reconocido por el Municipio de General Pueyrredón con el Mérito Ciudadano.
También el Torreón del Monje fue declarado de Interés Turístico Nacional, Provincial y Municipal; y Bien de Interés Patrimonial determinando su conservación y protección.
El Torreón del Monje hoy cuenta con servicios las 24 hs, en sus salones dentro del castillo o en sus diversos aterrazados todos frente al mar. Además cuenta con un salón de eventos con capacidad hasta 1200 personas.
Se trata del imponente Torreón del Monje, construido a principios del siglo XX, en honor al fraile Ernesto Tornero, quien, supuestamente, en el siglo XVI dirigió el primer asentamiento religioso en esas tierras. Esa leyenda cuenta que en aquel siglo existía una fortaleza construida sobre Punta Piedras, por Tornero, perteneciente a la Orden de los Calvos.
También, según esta versión “romántica”, que da detalles la Agencia DIB, la parte militar del asentamiento estaba a cargo del capitán español Alvar Rodríguez, que se había enamorado perdidamente de una indígena llamada Mariña. Pero parece que la bella mujer era muy codiciada y para colmo de males era pretendida por el cacique de la tribu, llamado Rucamará.
De acuerdo al mito más arraigado y que Tornquist supo hacer correr por la ciudad en aquellos tiempos, en lo alto de la torre, Rucamará tomó de prisionera a Mariña. Frente a esto, Rodríguez ordenó al cacique soltar a la mujer a cambio de perdonarle la vida. Pero lejos de convencerlo, éste tomó a Mariña y juntos saltaron a los acantilados.
Debido a esta situación, el capitán español, deprimido, dejó las armas, se encerró en lo alto de la torre y se convirtió en monje. De allí derivó el bautismo popular del lugar: “El Torreón del Monje”, como se lo conoce en la actualidad. Quienes sostienen esta leyenda afirman que los fantasmas que pululan allí son, en realidad, los amantes desencontrados.
Más allá de esta leyenda, lo cierto es que este lugar se convirtió en un símbolo, inalterable a lo largo del tiempo. Este gran ícono patrimonial de influencias góticas, ubicado estratégicamente en la avenida fundacional de la ciudad, primero se llamó Torre Belvedere y luego tomó el actual nombre, inspirado en la leyenda.
Más allá que todo indica que la leyenda tuvo la pluma del escritor chileno Alberto del Solar, que algunos dicen que el padre Ernesto Tornero estaba inspirado en Ernesto Tornquist, que la historia de amor es similar a la de Hernán Cortés con Malinche (conocida por los “conquistadores” como Marina), el Torreón del Monje es una de las visitas ineludibles para quien pasee por Mar del Plata. Sentarse allí a contemplar cómo golpea el agua en las rocas y, en medio de esa inmensidad, dejar volar la imaginación en búsqueda de ese trágico y ficcionario amor.