Villa Emilia
Emilia Rosso vivía en Mondovi, una pequeña comuna italiana en la región del Piamonte, hasta que la primera guerra mundial le quitó todo: su familia y su mundo se fueron con la gran guerra.
Por entonces se escribía con Francisco Bongiovanni, quien había emigrado hacia Argentina en medio de la guerra, radicándose en La Boca, como hacían muchos de sus compatriotas.
Francisco le contaba de la prosperidad de este país, y le prometió que si venía, tendrían una casa cerca del mar... por eso, cuando Emilia se decidió, no tardaron en trasladarse a Mar del Plata, en una época en la que el viaje duraba doce tortuosas horas.
Él puso manos a la obra para cumplir su promesa: mientras trabajaba, compraba materiales en las demoliciones, que acumulaba en un terreno, cuidándolos con su vida (nos cuentan que dormía cerca de la pila de ladrillos, custodiándolos).
Por ello el piso del lavadero tiene imágenes bíblicas, pues proviene de la demolición de una iglesia.
Él puso manos a la obra para cumplir su promesa: mientras trabajaba, compraba materiales en las demoliciones, que acumulaba en un terreno, cuidándolos con su vida (nos cuentan que dormía cerca de la pila de ladrillos, custodiándolos).
Por ello el piso del lavadero tiene imágenes bíblicas, pues proviene de la demolición de una iglesia.
Junto a un amigo italiano que vino con ellos, dividieron el lote adquirido en lo que hoy es el barrio Parque Luro, y construyeron dos casas muy parecidas, que aun se mantienen (ver fotos).
Como no podía ser de otro modo, su casa se llamó Villa Emilia: abajo vivía con Emilia y sobre la vivienda funcionaba un inquilinato, en el que recibían a otros italianos que llegaban a la zona.
Como no podía ser de otro modo, su casa se llamó Villa Emilia: abajo vivía con Emilia y sobre la vivienda funcionaba un inquilinato, en el que recibían a otros italianos que llegaban a la zona.
Francisco y Emilia vivieron una vida feliz en esa casa, que luego ocupó su hijo y actualmente sus nietos, quienes se encargan de mantenerla impecable como luce en las fotos, mientras festejan los 80 años de la casa de los abuelos.
Nos contaban que hace un tiempo les ofrecieron publicar la casa, aclarándoles que se podría vender como lote. ¡Cómo lote!
Tal vez no sea una mansión, pero Villa Emilia resume una historia familiar que se repite en muchas casas de nuestra ciudad, construidas por inmigrantes que dejaron su patria en épocas de guerra, para instalarse en estas tierras donde estaba todo por hacerse.
No es posible que todos amemos la casa del resto, pero al menos tengamos respeto por la historia de aquellos que ayudaron a que Mar del Plata sea lo que hoy es.
Nos contaban que hace un tiempo les ofrecieron publicar la casa, aclarándoles que se podría vender como lote. ¡Cómo lote!
Tal vez no sea una mansión, pero Villa Emilia resume una historia familiar que se repite en muchas casas de nuestra ciudad, construidas por inmigrantes que dejaron su patria en épocas de guerra, para instalarse en estas tierras donde estaba todo por hacerse.
No es posible que todos amemos la casa del resto, pero al menos tengamos respeto por la historia de aquellos que ayudaron a que Mar del Plata sea lo que hoy es.